Una historia de origen, sabor y conciencia
Así como sucede en el mundo del vino y el café, el sabor excepcional nace en el origen: en la variedad del cacao, su trazabilidad y su cuidado artesanal.
¿Qué hace fino a un chocolate?
Para producir un auténtico chocolate premium, el primer paso es usar cacao fino de aroma. Este tipo de cacao representa menos del 8% de la producción mundial y se cultiva principalmente en América Latina. Colombia es uno de los países con mayor proporción de cacao criollo y trinitario, reconocido por su sabor naturalmente dulce y su perfil sensorial complejo. Además con una ubicación geográfica favorecida, por sus condiciones de microclima, terroir y su potencial genético, ya que las raíces del cacao vienen del Amazonas.
A diferencia del cacao forastero o cacao bulk, que es más amargo y se utiliza en chocolates industrializados, el cacao fino puede revelar notas a flores, frutas, nueces, especias o malta, según su origen y el manejo postcosecha.
¿Por qué importa el origen del cacao?
En el mundo del chocolate de lujo, el origen no es un detalle menor: es una garantía de autenticidad. Un verdadero chocolate de origen colombiano debe indicar en su empaque la región de donde proviene el cacao (como “Origen Tumaco” o “Origen Arauca”). Esto se llama trazabilidad, y permite identificar el perfil sensorial y la historia detrás de cada barra.
Cuando el chocolate no especifica su origen, generalmente es una mezcla de cacaos de distintas calidades. Para estandarizar el sabor, las grandes industrias agregan sabores artificiales y aromatizantes, sacrificando la autenticidad del cacao.
El proceso detrás del chocolate fino:
Hacer un buen chocolate no solo depende del cacao, sino del proceso. En Magno, cada una de nuestras barras de chocolate artesanal pasa por un tratamiento cuidadoso: fermentación natural, secado controlado, tostado preciso y refinado lento, sin perder la esencia del grano.
Además, trabajamos con ingredientes 100% naturales y sin conservantes. Eso nos permite ofrecer un chocolate premium colombiano, ético y lleno de carácter.
Chocolate ético y sostenible
El 80% del cacao del mundo proviene de solo dos países: Ghana y Costa de Marfil, donde la industria ha sido ampliamente criticada por prácticas laborales injustas, incluyendo trabajo infantil y sueldos ínfimos (menos de 200 dólares al año por agricultor).
En cambio, en Colombia el cacao se cultiva principalmente en pequeñas fincas, en armonía con el entorno y con respeto por las comunidades cacaocultoras. Cuando eliges chocolates de lujo hechos en Colombia, estás apoyando una cadena ética, sostenible y humana.
En resumen:
Un chocolate fino colombiano se reconoce por:
• Usar cacao fino de aroma con origen identificado.
• Tener un perfil sensorial complejo y natural
• No usar sabores artificiales.
• Ser elaborado con procesos cuidadosos y éticos.
• Mostrar transparencia en su trazabilidad.
Si estás buscando barras de chocolate premium, que además cuenten una historia de origen, sabor y propósito, estás en el lugar correcto.